trufiturismo 3Las trufas, también conocidas como el “diamante negro de la cocina” son el fruto de un hongo hipogeo (que crece bajo de la tierra, a unos 30 cm.) que se desarrolla en asociación con las raíces de determinados árboles como el roble, la coscoja, la encina o el avellano. Para su correcto desarrollo debe criarse en terrenos de tierras calizas de zonas frías y suelos cuyo PH se halle entre 7 y 8. Su uso en gastronomía es variadísimo. La trufa condimenta multitud de guisos, embutidos, quesos o se conserva en brandys. Se aprecia su exquisito aroma y sabor tomándola laminada en tostadas de pan con aceite de oliva. En los restaurantes de la zona la sirven rallada aromatizando unos huevos fritos.
La recolección de la trufa negra tiene lugar entre los meses de noviembre y marzo, siendo de vital importancia que previamente haya habido una buena temporada de lluvias entre primavera y otoño, o en su defecto, se hayan podido regar las parcelas truferas con la suficiente cantidad de agua como para garantizar una buena cosecha.
La provincia de Teruel tiene 14.809 kilómetros2. De ellos, 8.000 son aptos para la recolección de trufa silvestre y además, 4.000 son potenciales para el cultivo de trufa negra.
Dentro de Teruel, destacan tres zonas truferas: la Comarca de Gúdar Javalambre, el Maestrazgo y Comarca Comunidad de Teruel.

Toda la información en www.gudarjavalambre.es/turismo/ique-comer-gastronomia/trufa-negra


La Comarca de Gúdar Javalambre está considerada como la zona trufera más importante de España y Europa, con un reconocimiento internacional cada día mayor por la extraordinaria calidad y aroma de sus trufas. Con cerca de 8.000 hectáreas de plantaciones, este territorio de 2.351 km2 y escasamente poblado (7.793 habitantes empadronados a 1 de enero de 2015 -3,31 hab/km2-), tiene en la truficultura un medio de vida para sus gentes, ya que la agricultura local, basada en el cereal de secano, ofrece unos pobrísimos datos de rendimiento, no superándose los 1.500 /kg/ha/año. Además desde el punto de vista ambiental, la truficultura favorece la reforestación con plantas autóctonas, ayuda a luchar contra el cambio climático, es una eficaz medida contra incendios, fomenta el aumento de la biodiversidad, es un cultivo ecológico ya que no utiliza pesticidas, tiene un consumo de agua muy reducido si se compara con otros cultivos agrícolas y compagina perfectamente con el turismo.